Hace unas semanas atrás para los que siguen los noticieros pudieron ver como sucedía el desplome de las bolsas bursátiles en el mundo, todo ello por la inseguridad, la especulación y por la quiebra de varios bancos, que eran de los más importantes en USA. Las “semanas negras”, término con que se les ha conocido desde la gran depresión de los 30´s, son las que están mostrando la crisis económica mundial iniciada por la falta de liquidez (recurso económico) para poder solventar las deudas hipotecarias adquiridas por muchos estadunidenses, creando la especulación y la inseguridad. La mayoría de estas semanas iniciaban un viernes (antesala al fin de semana, donde hacen un alto las bolsas) antes, cuando los mercados bursátiles se veían ante la incertidumbre de lo que podría representar las ventas o compras de acciones de los bancos, estos viernes son llamados los “viernes negros”.
Yo he tenido mi propia semana difícil (casi un mes ya), solo que no inició un viernes sino un lunes, por ello “Lunes negro”, titulo perfecto para la semana negra que he vivido recientemente. Comenzó cuando después de unas pruebas medicas pudimos darnos cuenta que un medicamento que estaba utilizando me estaba haciendo daño (por lo menos iniciaba), por lo que el doctor sabiamente (aunque un poco contra mi voluntad) decidió suspenderlo; pues el uso en cantidades grandes del medicamento puede llegar a ser “MUY” grave para mí hígado, como el mismo doctor lo menciono, por lo que de momento debo esperarme varios meses y tener nuevamente una serie de exámenes para la siguiente decisión.
Después prosiguió el martes (claro, como todas las semanas) que fue mi último día de trabajo. Dicen que la economía está por los suelos, que los precios del petróleo por las nubes, y que el dinero no alcanza para casi nada. Ahora en casi todos los noticieros el tema económico es como el punto central de ellos, aquí en el país las muertes han pasado a ser tema de segunda mano. Llegado el miércoles, solo me quedo pagar algunas deudas (no todas y que aun hoy tengo) que podía en ese momento (por mi poca liquidez), seguir viviendo la vida (porque no estoy muerto) y socarla para el próximo mes (cosa que aun hago).
Este suceso me ha llevado a pensar en todas las personas que están más jodidas que yo, cosa que NO me ha causado mayor gracia, pero que es la realidad. En este momento quiero hacer una aclaración: “Dios ahí está, así que dejémoslo ahí”. Es difícil el enfrentarse de la noche a la mañana a lo desconocido, sabiendo que muchas cosas (por no decir todas) dependen del dinero, y para aquellos que lo necesitan (padres de familia que poseen mayores deudas que yo) un despido se hace insoportable. Pero siendo esto un motivo para no bajar la cabeza.
El lugar de mi ex trabajo me permio ver a muchas clases de personas, todas ellas diferentes; desde aquellas que se pasean en carros lujosos, hasta aquellas que sentadas en las gradas de una iglesia esperan impacientemente el desayuno o unas monedas para un café y superar el frio de la noche anterior, también trabajadores que el pequeño salario que poseen lo pelean hasta el final porque de ello depende su llegada y su comida, saliendo justo cada día.
“La situación esta perra”, me decía una persona con la cual trabaje. Es muy interesante conocer un poco de economía y saber como esta se desenvuelve en el mundo, pero es aun más interesante cuando se habla con las personas que viven la economía. El dueño y señor Mercado (como le llamo una vez un catedrático) es el que lidera en casi todo el mundo, es ahí donde las empresas que pueden gobernar, gobiernan; las que pueden subsistir, subsisten; las que pueden ser absorbidas, pues ni modo son absorbidas; y las que cierran, cierran; no hay de otra. Simplemente entender que así se juega, y en tiempos de crisis que se viven solo los que hacen las mejores jugadas, son los que están logrando sobrevivir. Que esto depende exclusivamente de sus ejecutivos que toman las decisiones que creen convenientes y que si no son las mejores, las consecuencias se llevan a muchos con ellos.
Una gran cantidad de personas con las que he podido hablar tienen sus propias teorías sobre lo cara que esta la vida (como ellos mismo dicen), y muy pocos logran comprender el por qué, y cuando se avecinan los problemas, la impotencia se vuelve cada vez más fuerte, buscando culpables, que en estos tiempos electorales muchos han podido encajar muy bien, aunque no necesariamente hayan sido ellos los que son causantes del descalabro económico.
Volviendo a la aclaración de Dios antes mencionada, en muchas cosas se deja fuera a Dios, más ahora que la sociedad está tan relativizada. Dicen que Dios sabe lo que nos conviene, claro está, pero no por eso él se rebajará a arreglar el mercado y dejara de hacer cosas más importantes, como el esperar y seguir buscando al hombre, “al Cesar lo del Cesar y a Dios lo de Dios”; por lo que hay que aceptar que no es posible sentarse de brazos cruzados y esperar a que aparezca (que no lo hará) para arreglar esta situación del sistema en la que nos vemos todos. Hay que ser mas consientes de la situación para tomar las mejores decisiones económicas, en estos momentos difíciles.
Los presidentes de Iberoamérica dicen que el problema fue causado en el norte y que ellos son los culpables que el mercado (termino económico) nos afecte (y a todo el mundo) de esta forma, otro que hay que crear un nuevo Sistema y una expresión que fue la que más me gusto y que comparto, es que hay que modificar este sistema pues no existe otro que haya sacado adelante a muchos.
Hay que hacerle frente a la crisis con sabiduría y no con sentimiento, que no es posible que queramos ser rojos, cuando su ineficiencia llego al punto de que su creador nunca dijo como había que desarrollar su teoría y que hasta la fecha, sigue sin desarrollarse.
Después prosiguió el martes (claro, como todas las semanas) que fue mi último día de trabajo. Dicen que la economía está por los suelos, que los precios del petróleo por las nubes, y que el dinero no alcanza para casi nada. Ahora en casi todos los noticieros el tema económico es como el punto central de ellos, aquí en el país las muertes han pasado a ser tema de segunda mano. Llegado el miércoles, solo me quedo pagar algunas deudas (no todas y que aun hoy tengo) que podía en ese momento (por mi poca liquidez), seguir viviendo la vida (porque no estoy muerto) y socarla para el próximo mes (cosa que aun hago).
Este suceso me ha llevado a pensar en todas las personas que están más jodidas que yo, cosa que NO me ha causado mayor gracia, pero que es la realidad. En este momento quiero hacer una aclaración: “Dios ahí está, así que dejémoslo ahí”. Es difícil el enfrentarse de la noche a la mañana a lo desconocido, sabiendo que muchas cosas (por no decir todas) dependen del dinero, y para aquellos que lo necesitan (padres de familia que poseen mayores deudas que yo) un despido se hace insoportable. Pero siendo esto un motivo para no bajar la cabeza.
El lugar de mi ex trabajo me permio ver a muchas clases de personas, todas ellas diferentes; desde aquellas que se pasean en carros lujosos, hasta aquellas que sentadas en las gradas de una iglesia esperan impacientemente el desayuno o unas monedas para un café y superar el frio de la noche anterior, también trabajadores que el pequeño salario que poseen lo pelean hasta el final porque de ello depende su llegada y su comida, saliendo justo cada día.
“La situación esta perra”, me decía una persona con la cual trabaje. Es muy interesante conocer un poco de economía y saber como esta se desenvuelve en el mundo, pero es aun más interesante cuando se habla con las personas que viven la economía. El dueño y señor Mercado (como le llamo una vez un catedrático) es el que lidera en casi todo el mundo, es ahí donde las empresas que pueden gobernar, gobiernan; las que pueden subsistir, subsisten; las que pueden ser absorbidas, pues ni modo son absorbidas; y las que cierran, cierran; no hay de otra. Simplemente entender que así se juega, y en tiempos de crisis que se viven solo los que hacen las mejores jugadas, son los que están logrando sobrevivir. Que esto depende exclusivamente de sus ejecutivos que toman las decisiones que creen convenientes y que si no son las mejores, las consecuencias se llevan a muchos con ellos.
Una gran cantidad de personas con las que he podido hablar tienen sus propias teorías sobre lo cara que esta la vida (como ellos mismo dicen), y muy pocos logran comprender el por qué, y cuando se avecinan los problemas, la impotencia se vuelve cada vez más fuerte, buscando culpables, que en estos tiempos electorales muchos han podido encajar muy bien, aunque no necesariamente hayan sido ellos los que son causantes del descalabro económico.
Volviendo a la aclaración de Dios antes mencionada, en muchas cosas se deja fuera a Dios, más ahora que la sociedad está tan relativizada. Dicen que Dios sabe lo que nos conviene, claro está, pero no por eso él se rebajará a arreglar el mercado y dejara de hacer cosas más importantes, como el esperar y seguir buscando al hombre, “al Cesar lo del Cesar y a Dios lo de Dios”; por lo que hay que aceptar que no es posible sentarse de brazos cruzados y esperar a que aparezca (que no lo hará) para arreglar esta situación del sistema en la que nos vemos todos. Hay que ser mas consientes de la situación para tomar las mejores decisiones económicas, en estos momentos difíciles.
Los presidentes de Iberoamérica dicen que el problema fue causado en el norte y que ellos son los culpables que el mercado (termino económico) nos afecte (y a todo el mundo) de esta forma, otro que hay que crear un nuevo Sistema y una expresión que fue la que más me gusto y que comparto, es que hay que modificar este sistema pues no existe otro que haya sacado adelante a muchos.
Hay que hacerle frente a la crisis con sabiduría y no con sentimiento, que no es posible que queramos ser rojos, cuando su ineficiencia llego al punto de que su creador nunca dijo como había que desarrollar su teoría y que hasta la fecha, sigue sin desarrollarse.
San Salvador, octubre de 2008.
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