jueves, 27 de noviembre de 2008

Por el retrovisor.-


Willy´s creo que lo he escrito correctamente. Ese es el nombre de un restaurante que este año descubrí que existe. Restaurante-bar… que hace su propia producción de música, un mix con lo “mejor” que se ha escuchado, en un microbús de la ruta 44 llevaban al tope de volumen y que en el cambio de canción promocionaban a dicho restaurante. Quien no sabe de dicho lugar no logra comprender el comercial que ese microbús le iba haciendo.

Algo característico de las rutas (los buses) de San Salvador es el sonido estridente que dejan por donde pasan, y para las personas que se transportan en ellas no solo oyen el ruido sino que sienten la vibración, por lo fuerte del bajo que no deja, en algunas ocasiones, escuchar la melodía de las canciones, si es que la hay. Volviendo al microbús, en la parada de Universidad Nacional hacen un pequeño letargo, que dura hasta que la parada queda vacía o hasta que otro microbús le suena el motor indicándole que no solo el primero es dueño de los pasajeros, en muchos casos se “echan” los carros para que entiendan. En ese microbús me transportaba yo, un microbús que no me dejaba escuchar ni mis propios pensamientos y que esperábamos a que se llenara o que apareciera otro.

En ese esperar estábamos, cuando se subió un ser humano del sexo femenino, que por la hora se disponía a (quizá) a una reunión o venia de su trabajo. Como la mayoría de ellas iba muy bien arreglada y con escote que no ocultaba mucho su descomunal busto, lo cual si ella deseaba mostrarlo, quienes somos nosotros (los hombres) para negarle tan gran placer.

Todavía quedaban varios asientos libres y uno de ellos era el que se encuentra detrás del motorista, en el cual ella decidió disfrutar del viaje. El motorista avisado por el cobrador, sabia de la existencia del escote que estaba a unos segundos de subir, pues con señas que no fueron nada notoria para quien subía, pero si para la mayoría de personas que nos encontrábamos ya en el microbús, siguiendo la indicación del cobrador siguió por el retrovisor el lugar a ocupar por la descomunal figura.

Desde ese momento hasta que llegue a mi destino me llamo mucho la descarada actitud con que el motorista veía a la mujer y la gran irracionalidad con que los dos (el motorista y el cobrador) hacían maromas para llamar la atención y que los ojos de ella se conectaran con alguno de los dos. También creo es de rescatar la actitud que la mujer tomo, desde un desprecio absoluto al principio hasta un par de medias risas que dirigía sin rumbo fijo, pero que si fueron entendidas por el motorista que hasta el momento de mi bajada, casi había conseguido un pequeño levantón.

Ya caminando yo por la acera de una calle y divisando el lugar final de mi viaje, una canción comenzó a abrirse paso por mi cerebro, que me recordó la mirada del motorista y del cobrador al espectacular escote que ese día había salido a dar un paseo. Por cierto aquí se las dejo.



San Salvador, noviembre de 2008.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Solo una muerte.-

El titular de la noticia era este: UN SUICIDIO RETRANSMITIDO POR 'WEBCAM'.


Para muchos el sueño norteamericano está decayendo, según las estadísticas son menos las personas que están buscando llegar a los Estados Unidos. Las cosas según dicen no van tan bien en estos momentos como para arriesgarse a llegar y no encontrar un trabajo digno, porque los que hay se están reduciendo o se reducían de forma un poco drástica. Este sueño que dicen que es el que llevo a Barack Obama a ser el primer presidente de color en dicho país, es el que nos puede mostrar también un poco de la crisis social que se pude vivir ahí.
Las causas pueden ser muchas y de diferente índole, pero el que un joven de 19 años invite al “publico” a ver su muerte, es una crisis. Digo “publico”, pues ahora todos podemos ser publico de cualquier pelado que se le ocurra subir algo a la red y transmitirlo para todo aquel que quiera visitar o desea ver algo que ya raya en lo “nuevo o diferente”, que esas son las cosas que se busca. Buscar porque lo que existe debe de ser superado o debe de cambiar porque es lo mismo de siempre.
Según la noticia este joven se suicido por haber realizado daños a terceras personas, como el mismo dejo escrito en una nota. No existe una causa tan grande que justifique el negarse o negar la vida.

Imaginémonos que un día cualquiera abrimos nuestro mail y encontramos el siguiente subject: “Mira mi muerte, el domingo a las dos”, y que digas: ups, me la perdí por no revisar el mail los fines de semana. Es una actitud que puede causar risa, pero puede tener algo de cierto. Según pude leer hay personas que quieren ver esa transmisión porque se la perdieron, un morbo engendrado quizá por el hecho de que todos debemos estar o ser partícipe de la situación mundial.
Según dice también la noticia no todos creyeron que era cierto lo que veían por la web, algunos sin inmutarse vieron como este chico perdía la vida, otros le insultaban y los más cuerdos contactaron a la policía por lo que veían. Cuando llegaron los policías este joven yacía muerto en su cama, espalda a la cámara y fueron ellos lo que al fin apagaron la transmisión.
El presidente del sitio web (justin.tv) expreso su pesar por lo ocurrido, pidiendo respeto hacia la intimidad del fallecido y de la familia. ¿Es ese el modo de superar un número de visitas en cualquier página web? ¿Hacia dónde lleva a los jóvenes la falta de sentido en la vida?
No es justo la indiferencia de las muertes que aparecen en los rotativos, son vidas humanas, que si nos dan igual, el ser humano se encuentra en una real crisis.

San Salvador, noviembre de 2008.

jueves, 20 de noviembre de 2008

¿Navidad?

Cuenta la leyenda que era un obispo, allá por los años 300 d. C. y por dicho cargo el color rojo de sus vestiduras. Era amigo de la niñez a los cuales repartía dulces y regalos, cuentan que poseía un trineo en el cual se transportaba pues su lugar de procedencia era un país donde la nieve se deja sentir ya cuando el año va llegando a su fin. Después llegó a nuestros días, lo menos que sabemos es que era un sacerdote, mejor dicho obispo. Ahora le han agregado una gran panza, el trineo no se desliza por la nieve y no es llevado por uno o dos renos, sino que vuela y son varios los renos que lo llevan alrededor del mundo a repartir regalos a los que han sido buenos. Con esta leyenda ha habido una alteración total de lo que en verdad sucedía, comenzando por su nombre San Nicolás, ahora transformado a Santa Claus.
Con esta pequeña reseña católica, la cual si nos ponemos en los zapatos de los niños (todos lo hemos sido) que solo quieren los regalos del 24 de diciembre a las doce de la noche, motivo por el cual pasan despiertos y con ansiedad desde días antes, la historia no les importa un bledo. Más bien se interesan de cómo es posible que de repente ─en el sonar de la pólvora─ sin ellos percatarse aparezcan de la nada en su cuarto, debajo del árbol o el lugar preferido por los papas, los regalos que trajo santa.
Yo fui uno más que creyó que santa llegaba a mi casa y por arte de magia aparecían los regalos que había pedido (algunas veces no fue así) en mi cama. Días antes recuerdo que con mi familia recorría los centros comerciales, siempre por esas fechas se dejaba oír una campanilla, que anunciaba que una figura regordeta se aproximaba por algún lugar desconocido. Lo regordete eran puros almohadones que rellenaban a quien portaba el disfraz. Era increíble el alboroto que se hacía en los medios de comunicación cuando santa arribaría a un centro comercial específico y el gentío que llegaba a verlo descender de un helicóptero, pues como bien sabemos los trineos no vuelan, tiempos aquellos.
La segunda semana de este noviembre anduve en un centro comercial y adivinen que, santa había llegado sin previo aviso; lo descubrí por el sonar de la campana, sentado en un sillón esperando a que los niños no lleguen con su lista de regalos, sino más bien para que se tomen una foto con él. El ambiente navideño ha entrado al país sin ser diciembre, y lo peor de todo no es que el espíritu de la navidad ande rondando ya, más bien intentan que “la fiesta” sea otra y que la celebración propia de la navidad vaya cambiando, sin su verdadero significado.
¿Sabes cual es verdad? Si dudaste creo que eres un producto de la sociedad. Por cierto Santa no existe.

San Salvador, noviembre de 2008.

lunes, 17 de noviembre de 2008

2042.-

Año 2042: “Es 16 de Enero, a penas son las siete de un largo día de vacaciones. Desde hace unos años lo han dado de asueto porque dicen que hubo una guerra. El “San Salvador times” ha estado publicando en fascículos coleccionables varios tomos que llevan por título “La guerra civil. (1980-1992)”, donde según cuentan está contenida toda la verdad de lo que fueron esos años de violencia. A mis cincuenta años no la viví, ni recuerdo que es eso de vivir una guerra, los noticieros sacaron también reportajes de lugares que dicen ser partes de El Salvador y tampoco recuerdo que alguna vez fuera así el país. Estudie en un colegio catalogado por aquellos años de inicio de siglo como categoría A, pero no conocí de la guerra por alguna materia de historia, ni mucho menos. Mis abuelos que vivían por aquel tiempo, más de alguna vez les escuche hablar sobre dicho conflicto. A mi madre nunca le pregunte sobre ello porque no me importaba el tema y como no se veía en clases supuse que no era importante”.

Todo lo que tiene la humanidad de existir ha contado con el recuerdo de sucesos importantes. La Real Academia de Española define historia como: Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados”. Las guerras son un buen ejemplo de estos acontecimientos. Muchos de esos recuerdos después de años son los que han dictado a los verdaderos ganadores o perdedores; quienes tuvieron la razón o no, descubriendo que algunas fueron sin sentido.

Este año llegaron a mis manos dos libros de los cuales escuchaba a mi madre hablar cuando yo estaba pequeño, todo ello por mis preguntas incesantes sobre la guerra en el país… Estos libros están redactados por personas que estuvieron en el frente de combate (de una u otra forma) y llevaron diarios para relatar y tener un poco de salud mental por lo que sucedía. Los dos libros son de personas extranjeras (¿irónico verdad?); un doctor estadunidense y un periodista venezolano, el primero queriendo ayudar a las personas logró contactar con el FMLN y pudo ingresar al país sirviendo como medico “civil” dentro de sus fuerzas; el segundo, terminando su “servicio” en la guerra de Nicaragua tomó rumbo a El Salvador para proseguir con “su” lucha. Guazapa y Las mil y una noche de la Radio Venceremos son los nombres de dichos libros respectivamente, en ellos se narra desde SOLO una perspectiva, un punto de vista, la lucha que personas civiles realizaban contra el gobierno de ese tiempo. Crudo por momentos, doloroso es el conocer una visión (la de estos dos extranjeros) de cómo era El Salador en esos años.

Son ya casi 17 los años en que se vive en paz y que podemos desplazar libremente por todo el país. Son ya casi esa cantidad de años que todavía no termina de cicatrizar todas las luchas que viven en la mente de muchos salvadoreños, las barbaries que se hicieron y que todavía aun hoy en época electoral se siguen diciendo los bipartidistas que poseen el poder. La vida no es justa, le escuche repetir muchas veces a un amigo del colegio, y por momentos podemos pensar así todos, pero de algo tenemos que ser consientes y es que los pasos que se den son como El Salvador, como país. Cruda ha sido la realidad de nuestro pueblo, pero también debemos evolucionar a una nueva era que no esté marcada con el pasado, pero que si tenga su fundamento en ese recuerdo de sangre que corrió por todo El Salvador. El tiempo no se detiene y la juventud es un momento en todo este tiempo de vida, es conciencia de cada uno ver que es el camino que como salvadoreños debemos y queremos hacer. Lo que sucede en el país nos incumbe a todos y es derecho de todos hacernos escuchar y clamar por algo mejor.

La guerra marco vidas (incluso la mía) y por ello debemos conocer la historia, no de forma sesgada ni mucho menos con falsos criterios. Debemos descubrir y decir cuál fue el fruto que de ella podemos recoger. Nadie se atreve a decir de manera objetiva que los bandos tuvieron la culpa, no se acepta los fracasos que la guerra dejo, es más, la guerra ha quedado enterrada, por lo doloroso que ha sido. No se nos enseña nada de la historia del país, y si no nos importa conocer la historia patria, no nos jactemos de conocer la historia del mundo.

Hay muchas cosas que han cambiado (estoy seguro de ello), pero aun así, somos un pueblo que como la pequeña historia del inicio, no conocemos, a algunos ni les importa conocer la historia de nuestro país. Pero no con colores (cosa difícil, pues todo tenemos una visión definida) de partidos, mas bien, por el deseo buscar siempre lo mejor para este pulgarcito. Si conocemos la historia no cometeremos los errores del pasado.

San Salvador, octubre de 2008.


lunes, 10 de noviembre de 2008

A diez el polvo.-

Son las 11 de la mañana, un bueno momento para pensar que será el almuerzo, terminarse la tasa de café, fumarse un cigarro, hablar con el compañero de al lado; pero, si es viernes también es momento para pensar en el fin de semana, planear la salida de la noche o ¿para un polvo?

Sobre la 25 calle oriente de San Salvador, el día está claro, pare de esos días de octubre cuando el cielo está despejado y la brisa se deja sentir sin fuerza pero con frescura. Esta brisa disuelve un poco el calor que usualmente se siente. ¿Conoces esa calle? Te la describo rápidamente. Es una calle de doble transito en la cual se encuentran talleres de mecánica, panaderías, una sorbetería, varias bodegas, terminando la misma en una iglesia. En esta calle hay algunas que otras casas y muchas mujeres paradas en las aceras. Hay calles que huelen a smog, otras simplemente el aroma es inodoro y si se tiene la mala suerte puede que a basura, esta calle tiene un peculiar aroma, se podría decir que es una mezcla de alcohol destilado y pan recién salido del horno, para las 11 de la mañana a veces puede ser una pesadilla, porque el residuo del desayuno puede estar dando paso a la necesidad del almuerzo, más aun si no se ha podido comer nada.

Una casa de color verde hace ya más de una hora a puesto música para toda la cuadra y dos mujeres al compas de la música están bailando alegres en la puerta, tratando de transmitir su alegría a muchos, especialmente a las personas de sexo masculino que pasan ya sea en carro o caminando en la acera. La invitación no es para ofrecer el plato del día, el comedor está frente a esa casa, la casa verde es una casa de lenocinio.

Estas mujeres que están en la puerta, una está vestidas una con una falda (que no deja nada a la imaginación) y una pequeña blusa, ambas prendas de color negro; la otra mujer tiene un jeans que le soca y que deja ver un poco del estomago que sale por los lados entre la unión de la pequeña camisa y dicho pantalón. No es que se vean bonitas (por qué no lo son… pero para gustos, los colores), eso sí ellas llaman la atención, no solo de los que pueden estar por ahí, sino también de quienes pasan. A esa hora es muy transitada la calle, microbuses con estudiantes de colegios que están por entrar al horario vespertino y uno que otro con estudiantes que están terminando las labores de ese día, algunos carros pasan en buscando donde almorzar, los buses haciendo sus rutas, motociclistas mensajeros, etc. Y ellas ofreciendo sus servicios, como si la hora de almuerzo se saciara con sexo.

El claxon de los buses y de uno que otro camión se deja escuchar por más de un motorista, las miradas de los cargadores que llevan los camiones hacen que vuelvan la mirada a esa casa, mejor dicho a las mujeres que siguen al compas de la música un movimiento de caderas que no tiene nada de sensual. Uno que otro se atreve a preguntar con gestos ¿Cuánto? Y las mujeres de la vida alegre con sus manos a la altura de la cintura y sus palmas bien extendidas responden: ¡A diez el polvo! Es sorprendente el auge que tienen estos burdeles. Camioneros, repartidores, vigilantes, mensajeros… y puede continuar la lista de los que vi entrar por esa puerta.

Hasta en la biblia se encuentra este trabajo que para ellas no tiene nada de gratificante (por lo menos para las que no lo hacen por puro gusto), cada quien debe saber en lo que se mete, cosa que no juzgo, pues no me toca a mí hacerlo, pero eso sí, hay de aquel que no se cuide pues la muerte puede llegar por el simple acostarse y gozar unos pocos minutos. Mas que seguridad, es mejor la fidelidad, y si aun no hay con quien, mejor la fidelidad al propio cuerpo, que al cuidarlo se vive más y mejor.

San Salvador, Octubre 2008