lunes, 30 de marzo de 2009

¿Para rezar lo quiere?

Entrando un día en la habitación de mi abuela me mostro su rosario con el cual reza todas las tardes sus devociones privadas, este rosario es recuerdo de una tía ─de ella―ya fallecida que se lo dejó como recuerdo la última vez que se encontró en el país. Con mucha tristeza lo fue sacando de una cajita, dejando a la luz el fatídico accidente ocurrido una tarde mientras se disponía a rezar la Divina Misericordia, cuando lo tomó de su lugar de reposo ―que era un clavito en la pared─ las cuestas salieron desperdigadas por toda la cama; suerte para ella que las logro recuperar y atesorar para reparar tan preciado objeto. Hablando con ella me preguntaba sí yo podía repararlo con un nuevo nailon, a lo que claramente le respondí que No. Dicho esto me contó también de muchos lugares donde ella se recuerda vendían rosarios bonitos, todas ellos ubicados en los atrios de las iglesias.
Unos días después emprendí la búsqueda del rosario. En las caminatas de los fines de semana recordé la media promesa hecha a mi abuela de buscarle un rosario cuando vi un puestecito exactamente a la entrada del atrio de la Basílica de Guadalupe. No lo compre. Pues la señora ya había cerrado la venta, a pesar de que en ese mismo momento se efectuaba la misa de domingo ─cuando más gente asiste, creo yo―. Dos días después pude pasar por dicha iglesia. Gracias a Dios las puertas de la misma estaban abiertas (¡suerte para mí!) porque muchas iglesias las mantienen cerrada “al público” por simple gusto del párroco, impidiendo a las personas encontrar en el sagrario a Jesús Sacramentado. Lo primero que hice fue entrar y hacer una breve oración, acto seguido fui en busca del rosario.
Llegando al puestecito no había nadie que atendiera. El puestecito es una mesa desplegable que posee como un techito formado por dos tubos de hierro y cubiertos de plástico negro, lo cual protege del intenso sol que hace en nuestro dorado país. La señora que atiende venia con un hot dog en la mano, quizá un almuerzo anticipado o desayuno desfasado. Al pedirle que me mostrara los rosarios de madera ─gusto de mi abuela―; ya había comenzado con el ofrecimiento de candelas, veladoras y unos llamativos rosarios. Llamativas por los colores estridentes que no considero aptos para un rosario pero por la cantidad pienso que se han de vender mucho. Al escuchar mi pedido me mostró los de madera, todas ellas a un módico precio de un dólar con cincuenta centavos. Viendo ella mi interés por los benditos rosarios me pregunto: ¿Para rezar lo quiere? En mi mente pensé: “Obvio, ¿Para qué más se ocupa un rosario?” ―Claro le respondí, es para regalárselo a mi abuelita.

Hace unos años atrás en un noticiero amarillista ―por cierto─ vi un reportaje en el cual un diseñador estaba “experimentando” con imágenes católicas (Jesús, la Virgen María y Santos) en forma de estampado en sus camisas; días o semanas después pude ver en ese mismo programa que la moda era andar los rosarios colgados en el cuello, cambiando la devoción ─con la cual muchas personas se han identificado por años─ por el último grito de la moda. Esa “moda” llego desde hace varios meses ―años quizá― a nuestro pequeño terruño desde pulseras con imágenes, mejor dicho estampas, hasta llegar a las diferentes modalidades de rosarios con los cuales se pueden adornar las muñecas y el cuello. Con esto se pueden dar dos situaciones contrarias, la primera es un “en hora buena” que Dios (por medio de esas imágenes) haya entrado nuevamente ─aunque nunca se haya ido―en la sociedad que hace de TODO por sacarlo y dejarlo en la profundidad del olvido, logrando incrementar la devoción de algunas personas, y por otro lado, aquellos que simplemente son unos maniquís vivientes que se sienten atraídos por la moda nacional o extranjera tomando dichos estándares para formar parte del montón, sin importar el por qué de las cosas.
¿Será que nos hemos acostumbrado a “hacernos del ojo pacho”? ¿Nos es indiferente? “No tiene nada de malo”, “se ve bonito”, “a demás soy católico y con ello me identifico como tal”. Me pregunto y pienso ¿Qué pueden ser esos comentarios que intentan dar o acomodar lo que creemos que esta bien? ¿Será por ello que cuando se asiste a la SANTA MISA se acepta cualquier cosa que el sacerdote haga solo porque se ve bonito? Estoy seguro que para NADIE es lícito cambiar ni jugar con la sagrada liturgia, aunque ahora se hacen cosas de cosas, pero ya llegará su tiempo de hablar de ello.
Desde que me entregó el rosario la señora camine por más de una cuadra pensando en todo lo anterior y todas las deformaciones que se han degenerado por nuestra falta de conocimiento y poca importancia de lo que sí es esencialmente importante en nuestra fe.
“Antes era diferente” se puede volver una frase trillada por nuestros adultos mayores, pero creo que en algo han de tener razón, pero con ello hay que ver hacia adelante, las cosas se pueden hacer mejor, siempre y cuando no dejemos de actuar en masa, dándole a todo el lugar que le corresponde, llamándole por su nombre, actuando como se debe, cumpliendo a Dios y no a modas baratas que pasaran. Cada quien es libre ─una libertad muy suya― de hacer con su vida lo que desee pero no hacer de lo sagrado algo mundano.
Muchas ancianitas de rodillas en las iglesias oran con la fe de que Dios las escuchará y ayudara con todos su problemas, en los cuales muchas veces no se incluyen a ellas mismas. O como mi abuelita que todas las tardes puntualmente a las tres, reza por toda mi familia aunque algunos no lo quieran, sentada o de rodillas en la soledad de su habitación. Y tú, ¿Por qué tienes un rosario? Úsalo, por qué hay muchas razones para hacerlo.



San Salvador, marzo de 2009.

jueves, 26 de marzo de 2009

Desde mi asiento.-


Desde donde me siento

Veo la vida pasar

Humana y animal.

Desde done me siento

Escucho la vida

Pues en todo ella existe.

Desde donde me siento

Hemos estado, tu y yo,

Amor del uno al otro.

Desde donde me siento

Puedo imaginar

Mundos y vidas pasar.

Desde donde me siento

Puedo estar un poco

Más cerca del creador

Pues, desde donde me siento

Soy libre con el pensamiento,

Y mientras más conozco

Más pienso.

Desde mi asiento

Que es como el tuyo

Vivo y veo vivir.

Desde donde te sientas

Contemplas la vida

Que pasa junto a ti.


San Salvador, (12 VIII 07)

domingo, 22 de marzo de 2009

15 de Marzo.-

Tal cual la imagen anterior muchos quedamos después de largos 9 meses y un poco mas de campaña electoral. He aquí mi último día de la misma…
Hay días que comienzan sin que el anterior haya llegado a su fin. Habían transcurrido más de 72 horas de no sentirme acompañado de dos personas que me pedían y me decían que su partido o su opción era la mejor. Eran las tres de la mañana del domingo 15 de marzo de 2009 y ya en mi casa se palpaba la “fiesta” cívica a la que estábamos llamados todos los salvadoreños, en media hora se pondría fin a la espera obligada, cuando pasarían a traer a mi madre pues formaría parte de una junta receptora de votos (JRV). Encaminándola hasta una esquina de la colonia, los tres que caminábamos éramos acompañados de un clima fresco que solo a esa hora se puede sentir. Varios carros pasaron, no sabíamos cual era o de qué color seria el que se llevaría a mi madre por lo que nos despedimos varias veces, cosa que a esa hora nos pareció cómico.
Regrese a la vida tipo 8, la hora que supuestamente nos dirigiríamos al centro de votación, que se encuentra hasta el otro lado de la ciudad. Nos preparamos en tiempo record (una hora), eso sí, sin tomar los sagrados alimentos. Por la experiencia del mes de enero cambiamos la ruta, rompiendo record también, pues fueron unos relajantes 45 minutos en el transporte urbano (claro pagamos). La gente que iba con nosotros (muchos por lo que pareció primera vez que iban hasta ahí) al ver que el bus cambio su ruta (aclarando segundos antes que nos llevaría una cuadra abajo del INFRAMEN) la histeria reino, más para las señoras pues… son señoras, es mi explicación.

Entramos sin antes ser registrados por un señor agente de seguridad pública. Casi a la par del puente ingresamos, cosa que nos quito mucho tiempo de buscar en el molote de gente dicho acceso. La gente se apresuraba (al menos eso fue lo que pude percibir). La urna (creo que fue la misma de enero) no costó mucho encontrarla, a demás, si habíamos ignorado a un vigilante de un partido y nos habíamos acercado a otro para preguntarle en qué lugar estaba dicha JRV.
Cosas de la vida, mi madre también se encontraba en dicho lugar a tan solo tres JRV, antes de emitir mi voto lo primero fue saludarla y después emití mi sufragio (Voto de quien tiene capacidad de elegir). El presidente me pidió mi DUI, me busco en el padrón y al encontrarme me dijo que fuera con sus compañeros (¿?), si no hubiera sabido el procedimiento no habría sabido que hacer. Entregaronme la boleta y el crayón. Busque la nueva mesa para apoyarme (nuevo porque tenía cortinita) y marque la bandera de mi elección. Al dirigirme a la urna y firmar, se hizo un molote de tres personas que lograron aturdir a quien tenía el otro padrón ―que se firma― y la tinta indeleble (Que no se puede borrar), esperé un momento, deposité la papeleta en la urna, firme y me llene el dedo.
Nos despedimos de mi madre y salimos en busca (la aventura que estaba por venir) de la ruta que nos traería de vuelta a la casa, en otras palabras que nos sacaría de ahí. Optamos por el bus que paso primero y fue muy mala elección. Se quedo “al nomás” subirnos, no caminaba para delante y sí para atrás. Suerte de nosotros que venía el otro detrás. Después de preguntarnos por los cuarenta centavos que no nos cobrarían seguimos el camino de regreso. La ruta original del bus se veía bloqueado por un centro de votación, el cual impidió que el bucero pasara por ahí y se fue a perder.

Después de unos minutos encontró el rumbo, pero no fue nada placentero. Nos encontramos con una subida de casi 90 grados que porque Dios es grande la subimos, esa subida fue la primera de tres que nos enfrentaríamos por más de 40minutos. Para superar la segunda tuvimos que bajarnos del bus pues no lograba pasar y ni mucho menos tomar la pendiente. Todos lo que íbamos ahí nos toco ir detrás del bus pensando que nos podía dejar, mas no sabíamos que nos quedaríamos unos quince minutos esperando que le volviera el color al chofer después de la socada que había manifestado en su rostro segundos antes. Cuando la desesperación comenzaba a florecer en cada uno de los pasajeros se dispuso a seguir para la tercera y última pendiente. Nuevamente se nos vimos envueltos en la desesperación de que el bus se podría ir para atrás llevándose de encuentro a varios carros. De pronto aparecieron dos en una moto que con la misma dificultad no pudieron librar la pendiente a la primera y se fueron a detener en el bus. Sin saber cómo y casi sin lograrlo llegaron a la cima.
El bus estaba en una posición que no dejaba pasar ningún carro. Los dos carriles eran ocupados y nuevamente tuvimos que bajarnos para ver que se hacía. Nosotros no hicimos mucho. Una señora de esas arrechas le dijo al busero lo que tenía que hacer mientras otra con un niño en brazos detuvo el tráfico. Nuevamente se vio la cara de desesperación del señor conductor, pero logro superar la prueba. Los pasajeros que pensaron que no lo lograría y que habían caminado algo, regresaron corriendo para poderse subir. Ya en el camino usual del bus la gente hablaba más del logro del señor que de las elecciones. Cuando se bajo la señora arrecha se despidió de todos y todos de ella, casi celebrándole el éxito. Unas paradas antes nos encontramos con un choque, del cual casi todas las personas estuvieron pendientes y sin saber cómo ocurrió dictaron sus comentarios y hasta encontraron el culpable.
Por la tarde, después de un suculento almuerzo y una siesta perfecta, nos dispusimos a esperar el recuento de los votos. No tardo en llegar mucho y comenzaron. Las opiniones, los gritos, los cohetes, las resignaciones y las celebraciones.
Un comentario que escuche a esa hora fue: “se está poniendo feo”. Hay un refrán que dice: “créate fama y échate a dormir”, no tengo más palabras para explicar que la celebraciones que muchos hicieron y la forma de verlo otros fue por la explicación del refrán antes expuesto.
Como a eso de las… casi nueve de la noches el presidente electo nos informaba ─a todo el país―que era el día más feliz de su vida y llamaba a la unidad. Concluyendo así la fiesta cívica. Comenzando una nueva página en la historia, el tiempo dirá si se entrego la patria o no. La democracia dicta aceptar la elección de las mayorías aun y cuando no se está de acuerdo. Linda la condenada.

San Salvador, marzo de 2009.

martes, 17 de marzo de 2009

¿Por qué?

“― ¡Qué barbaridad! ― suspiro ilusionada ―. Todo esto ha sido como para escribir un libro”.

Hace ya mucho que no escribía, creo más bien ha sido porque no le he dedicado el tiempo que se necesitaba, pero nuevamente me encuentro sentado ante la computadora. La frase inicial es la última de uno de los dos libros que he terminado en este “inicio” de año.

El primero de ellos lo había comenzado a mediados del 2008, pero sus páginas avanzaban en cierto momento del día de paz y sosiego (aunque no siempre fue ese el caso); dicho libro es una reseña de artículos publicados en la Prensa Grafica entre 1997 y 1998 por Francisco Andrés Escobar (“El país de donde vengo”) donde me pude divertir por la forma de redacción, y su forma de contar plasmando nuestra cultura (¿perdida?) de este El Salvador que conocemos; dentro de las historia (porque a pesar de ser una recopilación de artículos ha sido estructurado de forma que parece eso, una historia) ha podido expresar el hablado de nuestra cultura, dichos, comida, etc. El que reviviera él su historia fue un poco el revivir la mía pues creo que en muchos casos la mayoría de nosotros podemos tener un poco de similitud.

Por su parte “Noticia de un secuestro” (a la cual pertenece la frase) es una historia magistral de los secuestros vividos por unos periodistas en Colombia. Gabriel García Márquez describe de una forma y de unos detalles que quien quiera puede llegar a quedar atrapado por ellos hasta llegar a Colombia.

Las historias, cuentos, sucesos, etc. Pueden ser llevados a una narración con las cuales siempre me he visto entretenido, después de un largo tiempo me he querido animar a escribir desde mi visión historias, cuentos, sucesos, etc. De los cuales he sido un observador, una agente o simplemente iba pasando y quedo plasmado en mi cerebro una escena. Y es por ello que decidí hacer este blog y escribir, puede ser el caso de que no lo haga bien, que aburra a más de alguno, que si entretenga a otro, pero son temas que a mí me dejaron algo y después frente a la pantalla decidí transcribirlo; eso sí espero ir mejorando de apoco para que mis lectores al igual que yo cuando leo se sientan transportados y envueltos en mis historias.

Espero poder así contestar ¿Qué me motiva a escribir?

jueves, 5 de marzo de 2009

El último viaje.-

La ciudad colonial de Granada es otra joya guardada por el transcurrir del tiempo. He tenido la oportunidad de visitarla tres veces y todavía le hago cara fea a su plato típico: el vigoron; lo que me ha llevado varios comentarios que no son nada alentadores -es como si alguien visita El Salvador y no come pupusas- gracias a Dios no tengo enemigos por eso, pero sí soy consciente que me he visto mal.
Granada fue el último lugar que visite en mi corta estadía en Nicaragua. El punto central de la visita fue el lago y sus isletas. Su nombre es el Lago de Cocibolca su extensión es de 8,624 kilómetros cuadrados, es conocido también como el “mar dulce” que se remonta a como los españoles le conocían.
Frente a la UCA de Managua esta la terminal interdepartamental donde media vez se llenan los microbusitos salen hacia su destino, a ciudades como León o Granada. Es un viaje sin mayores inconvenientes y de muchos paisajes que alegran la vista, haciendo nada aburrido el trayecto. La terminal se encuentra ubicada cerca del parque central y después de casi una hora de viajes es necesario estirar las piernas.
Al llegar al lago esa tarde mucha gente se refrescaba en sus aguas pues el calor lo ameritaba. Nosotros en cambio disfrutamos de un paseo en lancha por las isletas. Estas isletas fueron creadas por la erupción del Mombacho, un gran volcán que se encuentra a pocos kilómetros del lago. En total son: 400 isletas. Por el recorrido que tomo la lanchita –por un precio muy accesible por cierto– nos mostraron algunas isletas que son propiedad de familias pudientes de Nicaragua, como de personas de mala reputación como la de un ex mandatario, otra que se renta por el fin de semana (en la cual se encontraba disfrutando una familia de gringos) y otras que solo son pura vegetación.
Tuvimos la oportunidad de caminar y contemplar la vista en una isleta que fue un fuerte construido por los españoles. Este fuerte llamado “Reducto – Batería de San Pablo” sirvió para avisar y preparar a la ciudad contra los piratas que intentaban llegar a ella para saquearla, uno de los que logro llegar a tierra fue el Pirata Francés William Dampier incendiándola haya por el año de 1685. Ahora en esta isleta se encuentra una placa conmemorativa por el 450 aniversario de la fundación de Granada y todavía se conserva la estructura y dos cañones.
El recorrido de 45 minutos deja también con la espinita de querer conocer más ese lugar enigmático que cautiva a cualquier visitante y adentrarse un poco más, pues en su interior se encuentran tres islas y dos volcanes. Para llegar a una de ellas desde donde nos encontrábamos era aproximadamente hora y media en ferri, esa inmensidad a cualquiera le da curiosidad.
Ya en tierra firme buscamos y disfrutamos de las cajetas, también visitamos una iglesia encontrándonos con una boda de unos europeos, regresando a Managua cuando el sol solo dejaba destellos dorados en el cielo que hacían resaltar la vida de la tierra.



San Salvador, enero de 2009.