domingo, 22 de marzo de 2009

15 de Marzo.-

Tal cual la imagen anterior muchos quedamos después de largos 9 meses y un poco mas de campaña electoral. He aquí mi último día de la misma…
Hay días que comienzan sin que el anterior haya llegado a su fin. Habían transcurrido más de 72 horas de no sentirme acompañado de dos personas que me pedían y me decían que su partido o su opción era la mejor. Eran las tres de la mañana del domingo 15 de marzo de 2009 y ya en mi casa se palpaba la “fiesta” cívica a la que estábamos llamados todos los salvadoreños, en media hora se pondría fin a la espera obligada, cuando pasarían a traer a mi madre pues formaría parte de una junta receptora de votos (JRV). Encaminándola hasta una esquina de la colonia, los tres que caminábamos éramos acompañados de un clima fresco que solo a esa hora se puede sentir. Varios carros pasaron, no sabíamos cual era o de qué color seria el que se llevaría a mi madre por lo que nos despedimos varias veces, cosa que a esa hora nos pareció cómico.
Regrese a la vida tipo 8, la hora que supuestamente nos dirigiríamos al centro de votación, que se encuentra hasta el otro lado de la ciudad. Nos preparamos en tiempo record (una hora), eso sí, sin tomar los sagrados alimentos. Por la experiencia del mes de enero cambiamos la ruta, rompiendo record también, pues fueron unos relajantes 45 minutos en el transporte urbano (claro pagamos). La gente que iba con nosotros (muchos por lo que pareció primera vez que iban hasta ahí) al ver que el bus cambio su ruta (aclarando segundos antes que nos llevaría una cuadra abajo del INFRAMEN) la histeria reino, más para las señoras pues… son señoras, es mi explicación.

Entramos sin antes ser registrados por un señor agente de seguridad pública. Casi a la par del puente ingresamos, cosa que nos quito mucho tiempo de buscar en el molote de gente dicho acceso. La gente se apresuraba (al menos eso fue lo que pude percibir). La urna (creo que fue la misma de enero) no costó mucho encontrarla, a demás, si habíamos ignorado a un vigilante de un partido y nos habíamos acercado a otro para preguntarle en qué lugar estaba dicha JRV.
Cosas de la vida, mi madre también se encontraba en dicho lugar a tan solo tres JRV, antes de emitir mi voto lo primero fue saludarla y después emití mi sufragio (Voto de quien tiene capacidad de elegir). El presidente me pidió mi DUI, me busco en el padrón y al encontrarme me dijo que fuera con sus compañeros (¿?), si no hubiera sabido el procedimiento no habría sabido que hacer. Entregaronme la boleta y el crayón. Busque la nueva mesa para apoyarme (nuevo porque tenía cortinita) y marque la bandera de mi elección. Al dirigirme a la urna y firmar, se hizo un molote de tres personas que lograron aturdir a quien tenía el otro padrón ―que se firma― y la tinta indeleble (Que no se puede borrar), esperé un momento, deposité la papeleta en la urna, firme y me llene el dedo.
Nos despedimos de mi madre y salimos en busca (la aventura que estaba por venir) de la ruta que nos traería de vuelta a la casa, en otras palabras que nos sacaría de ahí. Optamos por el bus que paso primero y fue muy mala elección. Se quedo “al nomás” subirnos, no caminaba para delante y sí para atrás. Suerte de nosotros que venía el otro detrás. Después de preguntarnos por los cuarenta centavos que no nos cobrarían seguimos el camino de regreso. La ruta original del bus se veía bloqueado por un centro de votación, el cual impidió que el bucero pasara por ahí y se fue a perder.

Después de unos minutos encontró el rumbo, pero no fue nada placentero. Nos encontramos con una subida de casi 90 grados que porque Dios es grande la subimos, esa subida fue la primera de tres que nos enfrentaríamos por más de 40minutos. Para superar la segunda tuvimos que bajarnos del bus pues no lograba pasar y ni mucho menos tomar la pendiente. Todos lo que íbamos ahí nos toco ir detrás del bus pensando que nos podía dejar, mas no sabíamos que nos quedaríamos unos quince minutos esperando que le volviera el color al chofer después de la socada que había manifestado en su rostro segundos antes. Cuando la desesperación comenzaba a florecer en cada uno de los pasajeros se dispuso a seguir para la tercera y última pendiente. Nuevamente se nos vimos envueltos en la desesperación de que el bus se podría ir para atrás llevándose de encuentro a varios carros. De pronto aparecieron dos en una moto que con la misma dificultad no pudieron librar la pendiente a la primera y se fueron a detener en el bus. Sin saber cómo y casi sin lograrlo llegaron a la cima.
El bus estaba en una posición que no dejaba pasar ningún carro. Los dos carriles eran ocupados y nuevamente tuvimos que bajarnos para ver que se hacía. Nosotros no hicimos mucho. Una señora de esas arrechas le dijo al busero lo que tenía que hacer mientras otra con un niño en brazos detuvo el tráfico. Nuevamente se vio la cara de desesperación del señor conductor, pero logro superar la prueba. Los pasajeros que pensaron que no lo lograría y que habían caminado algo, regresaron corriendo para poderse subir. Ya en el camino usual del bus la gente hablaba más del logro del señor que de las elecciones. Cuando se bajo la señora arrecha se despidió de todos y todos de ella, casi celebrándole el éxito. Unas paradas antes nos encontramos con un choque, del cual casi todas las personas estuvieron pendientes y sin saber cómo ocurrió dictaron sus comentarios y hasta encontraron el culpable.
Por la tarde, después de un suculento almuerzo y una siesta perfecta, nos dispusimos a esperar el recuento de los votos. No tardo en llegar mucho y comenzaron. Las opiniones, los gritos, los cohetes, las resignaciones y las celebraciones.
Un comentario que escuche a esa hora fue: “se está poniendo feo”. Hay un refrán que dice: “créate fama y échate a dormir”, no tengo más palabras para explicar que la celebraciones que muchos hicieron y la forma de verlo otros fue por la explicación del refrán antes expuesto.
Como a eso de las… casi nueve de la noches el presidente electo nos informaba ─a todo el país―que era el día más feliz de su vida y llamaba a la unidad. Concluyendo así la fiesta cívica. Comenzando una nueva página en la historia, el tiempo dirá si se entrego la patria o no. La democracia dicta aceptar la elección de las mayorías aun y cuando no se está de acuerdo. Linda la condenada.

San Salvador, marzo de 2009.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicidades... buen relato... bien descriptivo... buen día pasaste... y las historias siguen su curso...
cuídate siempre...