La ciudad colonial de Granada es otra joya guardada por el transcurrir del tiempo. He tenido la oportunidad de visitarla tres veces y todavía le hago cara fea a su plato típico: el vigoron; lo que me ha llevado varios comentarios que no son nada alentadores -es como si alguien visita El Salvador y no come pupusas- gracias a Dios no tengo enemigos por eso, pero sí soy consciente que me he visto mal.
Granada fue el último lugar que visite en mi corta estadía en Nicaragua. El punto central de la visita fue el lago y sus isletas. Su nombre es el Lago de Cocibolca su extensión es de 8,624 kilómetros cuadrados, es conocido también como el “mar dulce” que se remonta a como los españoles le conocían.
Frente a la UCA de Managua esta la terminal interdepartamental donde media vez se llenan los microbusitos salen hacia su destino, a ciudades como León o Granada. Es un viaje sin mayores inconvenientes y de muchos paisajes que alegran la vista, haciendo nada aburrido el trayecto. La terminal se encuentra ubicada cerca del parque central y después de casi una hora de viajes es necesario estirar las piernas.
Al llegar al lago esa tarde mucha gente se refrescaba en sus aguas pues el calor lo ameritaba. Nosotros en cambio disfrutamos de un paseo en lancha por las isletas. Estas isletas fueron creadas por la erupción del Mombacho, un gran volcán que se encuentra a pocos kilómetros del lago. En total son: 400 isletas. Por el recorrido que tomo la lanchita –por un precio muy accesible por cierto– nos mostraron algunas isletas que son propiedad de familias pudientes de Nicaragua, como de personas de mala reputación como la de un ex mandatario, otra que se renta por el fin de semana (en la cual se encontraba disfrutando una familia de gringos) y otras que solo son pura vegetación.
Tuvimos la oportunidad de caminar y contemplar la vista en una isleta que fue un fuerte construido por los españoles. Este fuerte llamado “Reducto – Batería de San Pablo” sirvió para avisar y preparar a la ciudad contra los piratas que intentaban llegar a ella para saquearla, uno de los que logro llegar a tierra fue el Pirata Francés William Dampier incendiándola haya por el año de 1685. Ahora en esta isleta se encuentra una placa conmemorativa por el 450 aniversario de la fundación de Granada y todavía se conserva la estructura y dos cañones.
El recorrido de 45 minutos deja también con la espinita de querer conocer más ese lugar enigmático que cautiva a cualquier visitante y adentrarse un poco más, pues en su interior se encuentran tres islas y dos volcanes. Para llegar a una de ellas desde donde nos encontrábamos era aproximadamente hora y media en ferri, esa inmensidad a cualquiera le da curiosidad.
Ya en tierra firme buscamos y disfrutamos de las cajetas, también visitamos una iglesia encontrándonos con una boda de unos europeos, regresando a Managua cuando el sol solo dejaba destellos dorados en el cielo que hacían resaltar la vida de la tierra.
Frente a la UCA de Managua esta la terminal interdepartamental donde media vez se llenan los microbusitos salen hacia su destino, a ciudades como León o Granada. Es un viaje sin mayores inconvenientes y de muchos paisajes que alegran la vista, haciendo nada aburrido el trayecto. La terminal se encuentra ubicada cerca del parque central y después de casi una hora de viajes es necesario estirar las piernas.
Al llegar al lago esa tarde mucha gente se refrescaba en sus aguas pues el calor lo ameritaba. Nosotros en cambio disfrutamos de un paseo en lancha por las isletas. Estas isletas fueron creadas por la erupción del Mombacho, un gran volcán que se encuentra a pocos kilómetros del lago. En total son: 400 isletas. Por el recorrido que tomo la lanchita –por un precio muy accesible por cierto– nos mostraron algunas isletas que son propiedad de familias pudientes de Nicaragua, como de personas de mala reputación como la de un ex mandatario, otra que se renta por el fin de semana (en la cual se encontraba disfrutando una familia de gringos) y otras que solo son pura vegetación.
Tuvimos la oportunidad de caminar y contemplar la vista en una isleta que fue un fuerte construido por los españoles. Este fuerte llamado “Reducto – Batería de San Pablo” sirvió para avisar y preparar a la ciudad contra los piratas que intentaban llegar a ella para saquearla, uno de los que logro llegar a tierra fue el Pirata Francés William Dampier incendiándola haya por el año de 1685. Ahora en esta isleta se encuentra una placa conmemorativa por el 450 aniversario de la fundación de Granada y todavía se conserva la estructura y dos cañones.
El recorrido de 45 minutos deja también con la espinita de querer conocer más ese lugar enigmático que cautiva a cualquier visitante y adentrarse un poco más, pues en su interior se encuentran tres islas y dos volcanes. Para llegar a una de ellas desde donde nos encontrábamos era aproximadamente hora y media en ferri, esa inmensidad a cualquiera le da curiosidad.
Ya en tierra firme buscamos y disfrutamos de las cajetas, también visitamos una iglesia encontrándonos con una boda de unos europeos, regresando a Managua cuando el sol solo dejaba destellos dorados en el cielo que hacían resaltar la vida de la tierra.
San Salvador, enero de 2009.
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