miércoles, 28 de enero de 2009

Un nuevo inicio.-

“Somos millones los que tecleamos en el mundo… Soy parte de un ejército que escribe, lo sé”. Y con cuatro meses de escritura he recaudado comentarios de los más diversos. Algunos de los cuales me han sorprendido por la sinceridad –bien recibidos por cierto–, por los que me siento muy agradecido.

Entre los comentarios están por ejemplo, uno que me pareció un tanto gratificante: “De lo que escribiste me gusto solo el titulo”, refiriéndose al “si el palo te da limones, hace limonada”, dicho refrán le había hecho reflexionar. Otro fue de alguien que me hacia la corrección en la fecha, pues el mes en que nos encontrábamos difería del de la firma, el problema con que algunas fechas no han sido a corde con el mes es porque la fecha con que se finaliza el “escrito” es la fecha en que me encontraba cuando lo termine de escribir. También me fue bien hacer revivir recuerdos de algunos, aunque al final me dijeran que al tema se le había podido sacar aun mucho más, y por ultimo aquellos que se sintieron en mucha sintonía con los pequeños temas sobre algunas personas que del día a día y que les hacían pensar en otros mundos que encontramos en esta gran capital.

El comentario más áspero fue el que se refería entre líneas a mis escritos: “los blogs del país dejan mucho que desear”, a pesar que venía con un saborcito de rencor, me motivo a exigirme más, para demostrarme que “quien no arriesga, no gana”, descubriendo con el tiempo que logré un avance en mis escritos.

“Hoy soy un blogger, uno entre millones. Escribo en una nueva democracia de las palabras. Las anotaciones diarias de mi bitácora, que lanzo todos los días dentro de la botella, son una escritura compartida, una experiencia que no se parece a ninguna otra de mi vida de escritor… donde toda frase gana la posibilidad de tener una respuesta y cada afirmación puede ser de inmediato desafiada, y por tanto, la palabra viene a situarse en ese territorio dichosamente precario en el que quien escribe puede ser corregido de sus juicios, puede enmendar sus opiniones, o refutar a quienes le refutan”, con estas palabras de Sergio Ramírez (escritor nicaragüense) que me han acompañado durante todo este escrito, también me siento unido y espero que en los próximos escritos ustedes también estén ahí, como en una playa en la cual vean acercarse desde el mar una pequeña botella con una hoja que desea ser leída.

Quiero terminar con el comentario que más impacto me hizo. No recuerdo bien sus palabras, pero eso sí, recuerdo que estábamos en el carro de un amigo tipo diez de la noche, un poco más quizá, y me decía que en los escritos había encontrado una faceta mía diferente a la que conocía. Los parámetros que muchas veces hacemos de los otros, no son más que conceptos idealizados de figuras segmentadas, sin representar su totalidad, y en todas las lecturas anteriores –asi como en ésta- soy yo en mi parcialidad que llego a ustedes.

Gracias por leerme.

San Salvador, enero de 2009.