martes, 21 de agosto de 2012

Su vida era observar.-

Ya nadie observa la vida desde ese lugar...


Llamaron a la puerta.
El silencio sin duda alguna fue más aterrador que una voz desconocida respondiera desde el interior.
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Cuando la conocí supe que su vida era observar. 
Al ser nuevo en una colonia, barrio, ciudad, etc. Uno se encuentra con lo que los que han vivido siempre ahí les resulta hasta familiar. Cuando llegue a esa parte de la colonia, a pesar de haber vivido por mucho tiempo en ella, nunca la había visto; es más, recuerdo a otras personas, que ahora en su vejez aún no se borran de mi mente.
Su vida era un observar, mientras los niños jugaban, mientras alguien regresaba de hacer las compras, mientras otros hacían de su vida el moverse por la ciudad, ella sentada en su trono, una silla plástica blanca, en su porche a la sombre de los arbustos que dificultaban la visión hacia dentro, pero, al parecer no interferían con lo que ella deseaba ver. 
Algunas veces se veía absorta en sus pensamientos, otras parecía muy atenta a las personas, y en otras su ausencia dejaba ver lo desgastado de la silla.
Su vestimenta siempre una bata cualquiera, a veces hasta sucia, quizá por el mucho uso o por la falta de alguien quien le diera los debidos cuidados. Su cabello un negro rizado, con algunas líneas blancas que denotan su edad avanzada. Su piel de un moreno rojizo, brazos rollizos como su cuerpo, flojo por la edad pero firme en su silla. Sus pechos caídos sobre un abundante estomago. Sus ojos de un negro profundo que hacen que su mirada tenga una profundidad hasta incomoda, y a la vez ese mismo color la hace curiosa.
Dicen que sus hijos viven cerca, en más de alguna vez he visto a señores caminando por el pequeño jardín, limpiando o simplemente hablando con alguien que se encuentra dentro de la casa. Dicen que la llegan a ver, no muy seguido por cierto, pero es el precio de ser mayor y estar sola.
Su voz nunca la he escuchado, solo una risa gutural  que dejo ver una dentadura amarillenta casi inexistente, la que me asusto una madrugada que casi caigo arrodillado frente a su porche, por la alegría de la celebración y las hojas marchitas mojadas por la lluvia. 
Siempre ha estado ahí, en este tiempo; se podría decir que me he llegado a acostumbran a su presencia silenciosa pero observadora del mundo, como todo lo que se hace común en la ciudad.
**
Desayunando con mi madre un día, de pronto, así como anunciando a alguna persona que vendrá me dijo:
  • ¿Te acuerdas de doña Tita?
  • ¿Quién?
  • La señora que siempre pasa sentada en su porche.
  • Ah! Si.
  • Te cuento que la encontraron tirada en el suelo muerta. Su hijo la  encontró así. Fue de muerte natural y no saben cuanto tiempo pudo pasar así.
Me había percatado de su ausencia hace varios días atrás, pero por su edad pensé que estaría en cama o simplemente se había marchado con alguno de sus hijos. Su porche ahora sigue estando ahí, sus plantas muestran su descuido, y la silla no se encuentra más. Ya nadie observa la vida desde ese lugar.

miércoles, 1 de agosto de 2012

Habrá sido feliz?



Entre los arboles la vi,
Con un paso lento y cansado,
Una capa gris de cabello cubría su cabeza.
No era alta,
Más bien,
Rellenita y pequeña.
Dos bolsas,
Una en su hombro,
Y la otra en su mano derecha.
Parecía  como que le incomodaba al caminar.
Parecía como que en esta oscuridad
Por momentos quisiera correr,
Como tratando de llegar mas rápido a su hogar.
Ella no me vio...
Quizá por que su mirada no llegaba tan lejos.
No la vi sonreirse,
No le vi expresión alguna,
Mas sin embargo me pregunte:
Habrá sido feliz?

viernes, 20 de julio de 2012

Pesssscado



“Pesssscado…”. Se escuchaba a lo lejos. 
“Pesssscado…”. El sonido se hacia más cercano en lapsos de segundos.
¿Llevará “boca colorada”?  Se preguntaba siempre mi abuela.
La imaginación de un niño vuela y crea cosas impensables para los adultos. A veces mundos indescifrables, personajes inimaginables y situaciones insospechadas. El mentado pescado boca colorada, lo creía un pescado que le pintaban la boca de color rojo, o que dicho color era causado por alguna coquetería cuando estaba en el agua, creyendo que era niña.
“Pesssscado…”. Se escuchaba ya la voz del señor que se alejaba en el pasaje después de haber caminado frente a la casa de mis abuelos.
A veces no me percataba del señor; otras lo veía entre las cortinas. 
  • Dicen que el señor viene de la Libertad.
  • Le ha de tocar bien cansado andar a esta hora vendiendo.
  • Pero el pescado que lleva si es bueno, varias veces le he comprado.
Es una de las conversaciones que aun recuerdo, entre mi abuela y alguien más que se encontraba de visita.
“Pesssscado…”. Cada vez más difícil de localizar el sonido de la voz. 
  • Andará próximo. 
  • Quizá en otro pasaje pero a la altura de la casa.
  • Si pasa por aquí me lo llaman. Quiero comprarle algo para la sopa del fin de semana.
“Pesssscado…”. 
  • Abuelita, el sr. del pescado.
  • Quizá anda boca colorada.
  • ¿Le hablo?
  • No, porque me trajeron hace poco pescado de Acajutla.
  • Pero, mira, ya no es el sr.
  • Desde hace años que el sr. ya no anda con la hielera en la espalda. Ahora camina al lado de su hijo que es quien le ayuda a cargar.
“Pesssscado…”. 
Lo vi alejarse e ir hablando con su hijo, que como el papá, gritaba de la misma forma y con el mismo tono. 
“Pesssscado…”. 

domingo, 3 de junio de 2012

Se escuchan pasos....



Se escuchan unos pasos a lo lejos.
Los asocio con los tuyos.
Tu imagen vuelve a mi mente,
Por momento te asocio,
Por otros, no.

Los pasos, son ahora más cercanos,
Serán los tuyos que vienen a mi encuentro?
Serán solo los de alguien más que pasarán sin dejar huella?

La luz tiene una ligera variación,
Una sombra deforme se deja ver.
Los pasos tienen dueño;
No es mi imaginación,
La sombre dueña de ellos es.

De pronto!
Un silencio invade aún más el silencio.
Ya no hay pasos...
La sombra, el silencio y yo.
Yo deseando que te sean tuyos.
El silencio dando sonido a la escena.
Y, la sombra siendo quien es.

Una mano ha tocado mi espalda...
Sabré si eres tú al volver,
Serás tú?

(24/V/12)

martes, 17 de enero de 2012

Volvamos los ojos


Volvamos los ojos,

¿Porque no?

volvamos los ojos,

a un lugar pequeño,

un lugar ínfimo,

un lugar que muchos no conocemos,

un lugar que se pierde en las grandes urbes,

un lugar donde se pierde lo grande, lo sofisticado.


Volvamos los ojos,

¿Porque no?

a un lugar que es paz,

a un lugar que da sentido,

a un lugar que es el lugar.


Volvamos los ojos,

¿Porque no?

al lugar donde todo comenzó,

al lugar donde

el hijo creado sin madre en lo eterno por el padre,

entro al tiempo de madre sin padre.


Volvamos los ojos,

¿Porque no?

al lugar que da sentido,

al inicio de la alegría y felicidad.

Al pequeño pesebre,

donde Dios, hombre se hizo,

donde el Rey de la paz,

entro al mundo para reinar.


(23 XII 2011)