lunes, 17 de noviembre de 2008

2042.-

Año 2042: “Es 16 de Enero, a penas son las siete de un largo día de vacaciones. Desde hace unos años lo han dado de asueto porque dicen que hubo una guerra. El “San Salvador times” ha estado publicando en fascículos coleccionables varios tomos que llevan por título “La guerra civil. (1980-1992)”, donde según cuentan está contenida toda la verdad de lo que fueron esos años de violencia. A mis cincuenta años no la viví, ni recuerdo que es eso de vivir una guerra, los noticieros sacaron también reportajes de lugares que dicen ser partes de El Salvador y tampoco recuerdo que alguna vez fuera así el país. Estudie en un colegio catalogado por aquellos años de inicio de siglo como categoría A, pero no conocí de la guerra por alguna materia de historia, ni mucho menos. Mis abuelos que vivían por aquel tiempo, más de alguna vez les escuche hablar sobre dicho conflicto. A mi madre nunca le pregunte sobre ello porque no me importaba el tema y como no se veía en clases supuse que no era importante”.

Todo lo que tiene la humanidad de existir ha contado con el recuerdo de sucesos importantes. La Real Academia de Española define historia como: Narración y exposición de los acontecimientos pasados y dignos de memoria, sean públicos o privados”. Las guerras son un buen ejemplo de estos acontecimientos. Muchos de esos recuerdos después de años son los que han dictado a los verdaderos ganadores o perdedores; quienes tuvieron la razón o no, descubriendo que algunas fueron sin sentido.

Este año llegaron a mis manos dos libros de los cuales escuchaba a mi madre hablar cuando yo estaba pequeño, todo ello por mis preguntas incesantes sobre la guerra en el país… Estos libros están redactados por personas que estuvieron en el frente de combate (de una u otra forma) y llevaron diarios para relatar y tener un poco de salud mental por lo que sucedía. Los dos libros son de personas extranjeras (¿irónico verdad?); un doctor estadunidense y un periodista venezolano, el primero queriendo ayudar a las personas logró contactar con el FMLN y pudo ingresar al país sirviendo como medico “civil” dentro de sus fuerzas; el segundo, terminando su “servicio” en la guerra de Nicaragua tomó rumbo a El Salvador para proseguir con “su” lucha. Guazapa y Las mil y una noche de la Radio Venceremos son los nombres de dichos libros respectivamente, en ellos se narra desde SOLO una perspectiva, un punto de vista, la lucha que personas civiles realizaban contra el gobierno de ese tiempo. Crudo por momentos, doloroso es el conocer una visión (la de estos dos extranjeros) de cómo era El Salador en esos años.

Son ya casi 17 los años en que se vive en paz y que podemos desplazar libremente por todo el país. Son ya casi esa cantidad de años que todavía no termina de cicatrizar todas las luchas que viven en la mente de muchos salvadoreños, las barbaries que se hicieron y que todavía aun hoy en época electoral se siguen diciendo los bipartidistas que poseen el poder. La vida no es justa, le escuche repetir muchas veces a un amigo del colegio, y por momentos podemos pensar así todos, pero de algo tenemos que ser consientes y es que los pasos que se den son como El Salvador, como país. Cruda ha sido la realidad de nuestro pueblo, pero también debemos evolucionar a una nueva era que no esté marcada con el pasado, pero que si tenga su fundamento en ese recuerdo de sangre que corrió por todo El Salvador. El tiempo no se detiene y la juventud es un momento en todo este tiempo de vida, es conciencia de cada uno ver que es el camino que como salvadoreños debemos y queremos hacer. Lo que sucede en el país nos incumbe a todos y es derecho de todos hacernos escuchar y clamar por algo mejor.

La guerra marco vidas (incluso la mía) y por ello debemos conocer la historia, no de forma sesgada ni mucho menos con falsos criterios. Debemos descubrir y decir cuál fue el fruto que de ella podemos recoger. Nadie se atreve a decir de manera objetiva que los bandos tuvieron la culpa, no se acepta los fracasos que la guerra dejo, es más, la guerra ha quedado enterrada, por lo doloroso que ha sido. No se nos enseña nada de la historia del país, y si no nos importa conocer la historia patria, no nos jactemos de conocer la historia del mundo.

Hay muchas cosas que han cambiado (estoy seguro de ello), pero aun así, somos un pueblo que como la pequeña historia del inicio, no conocemos, a algunos ni les importa conocer la historia de nuestro país. Pero no con colores (cosa difícil, pues todo tenemos una visión definida) de partidos, mas bien, por el deseo buscar siempre lo mejor para este pulgarcito. Si conocemos la historia no cometeremos los errores del pasado.

San Salvador, octubre de 2008.


No hay comentarios: