Alguna vez escuche que como te recibe el año nuevo así terminaras el año que inicia, ¿Casualidad? No lo sé, pero para el final del 2008 se me dio la oportunidad nuevamente de salir de mi patria y visitar un país centroamericano. El turno fue de Nicaragua, tierra que he podido en más de una vez pisar su suelo.
Es una tierra que me apasiona y a la cual le tengo un cariño especial.¿Por qué? Hasta cierto punto creo que es por su historia, pues de una forma me siento identificado, a demás en mi primera visita al encontrarme en “el mirador de Tiscapa” una pintora que plasmaba en su lienzo el lago de Xolotlán (lago de Managua), me contaba un poco sobre la historia de Nicaragua. Toda la conversación fue cuando descubrió que era extranjero y al término de la misma me hizo la invitación a conocer la belleza de su tierra y de su gente.
A pesar de todas las noticias que abarcaron los titulares de los periódicos sobre el robo de los comicios electorales para alcaldes, la ciudad seguía su rumbo, pero con el dolor de verse timados por un gobierno que está llevando poco a poco al país centroamericano a la década de los ochentas. Con todo esto éramos muchos los que llegamos en dichas festividades.
Una de las coas que me impresiona de la ciudad de Managua es el contraste de los paisajes, así como también la diversidad de lo viejo con lo nuevo que se puede encontrar a cada momento en las diferentes calles y avenidas. No existe una distribución propiamente dicha como la conocemos en San Salvador, sino mas bien es un conjunto de colonias, residenciales y barrios que han crecido en un desorden ocasionado por un terremoto que desbasto Managua un 23 de Diciembre de 1972, acabando con la belleza de la ciudad que se aprecia por algunas imágenes que han logrado sobrevivir al paso del tiempo.
Las distancias entre dos puntos pueden llegar a ser de más de media hora en transporte urbano (la ruta, como le llaman), eso no quiere decir que haya demasiado trafico sino mas bien es por lo grande de la ciudad de Managua y para cualquier salvadoreño le puede parecer excesivo, pero que al conocer y adaptarse es lo más común.
Me apasiona la ciudad de Managua, me intrigan sus contrastes y este es la primer entrega de lo que fue el fin del 2008 e inicio del 2009.
A pesar de todas las noticias que abarcaron los titulares de los periódicos sobre el robo de los comicios electorales para alcaldes, la ciudad seguía su rumbo, pero con el dolor de verse timados por un gobierno que está llevando poco a poco al país centroamericano a la década de los ochentas. Con todo esto éramos muchos los que llegamos en dichas festividades.
Una de las coas que me impresiona de la ciudad de Managua es el contraste de los paisajes, así como también la diversidad de lo viejo con lo nuevo que se puede encontrar a cada momento en las diferentes calles y avenidas. No existe una distribución propiamente dicha como la conocemos en San Salvador, sino mas bien es un conjunto de colonias, residenciales y barrios que han crecido en un desorden ocasionado por un terremoto que desbasto Managua un 23 de Diciembre de 1972, acabando con la belleza de la ciudad que se aprecia por algunas imágenes que han logrado sobrevivir al paso del tiempo.
Las distancias entre dos puntos pueden llegar a ser de más de media hora en transporte urbano (la ruta, como le llaman), eso no quiere decir que haya demasiado trafico sino mas bien es por lo grande de la ciudad de Managua y para cualquier salvadoreño le puede parecer excesivo, pero que al conocer y adaptarse es lo más común.
Me apasiona la ciudad de Managua, me intrigan sus contrastes y este es la primer entrega de lo que fue el fin del 2008 e inicio del 2009.
San Salvador, enero de 2009.
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